Recaudación de Fondos en Brasil: Retos, Oportunidades ¡e Inspiración!
Durante el año, varios miembros, recaudadores de fondos y otros más del sector de organizaciones sin fines de lucro “toman el relevo” del mensaje de Mike de los lunes para hablar sobre diversos temas y brindar distintas perspectivas del trabajo que llevan a cabo las recaudadoras de fondos. Esta semana nos complace dar la bienvenida a Salomão Cunha Lima, jefe de desarrollo del Instituto de Oportunidad Social en Brasil, quien habla sobre el ambiente de la recaudación de fondos en Brasil.
Cada vez que viajo al extranjero y digo que soy brasileño, me reciben con grandes sonrisas. Así es, somos esencialmente hospitalarios, amigables, auténticos y emotivos; todas ellas características deseables en donantes potenciales. Pedir un donativo a este tipo de personas debería ser fácil, ¿no? Sin embargo, la recaudación de fondos en Brasil puede ser un reto enorme, especialmente para causas donde los resultados pueden a veces ser intangibles, difíciles de medir, y/o a largo plazo, tales como educación, artes, o derechos humanos.
Como director de desarrollo para El Instituto de Oportunidad Social (IOS, Instituto da Oportunidade Social en portugués), dedico la mayor parte de mi tiempo a la recaudación de fondos y desarrollar estrategias para recaudar fondos. IOS es una organización brasileña sin fines de lucro que ofrece capacitación profesional gratuita en tecnología y gestión a jóvenes de pocos recursos que viven en áreas vulnerables en las grandes ciudades de Brasil.
A través de la educación estos estudiantes pueden ingresar al mercado laboral. Tras obtener su primer trabajo, estos estudiantes aumentan en 54% su ingreso familiar. Nuestra labor es promover un cambio radical en las vidas de estos jóvenes. ¿Por qué entonces es tan difícil recaudar fondos de personas para una iniciativa con tanto impacto? Brasil es el mayor país de américa latina (territorio, población y PIB) y la onceava mayor economía del mundo (CEOWorld Magazine). Sin embargo, la desigualdad social ha sido históricamente un gran problema en nuestra sociedad. Según el Informe de Población Mundial (World Population Review), Brasil es el noveno país con mayor desigualdad en el mundo, y la pandemia ha elevado los niveles de pobreza de forma significativa. Además, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, 11.9% de la población se encuentra desempleada durante el primer trimestre de 2022.
Como se pueden imaginar, la vulnerabilidad social ciñe a todos en este país. Si eres un brasileño típico (sin tomar en cuenta el sinfín de multimillonarios y millonarios brasileños), inclusive si a nivel personal no estamos en dificultades por desempleo o por el efecto de una inflación desmedida, habrá alguien en nuestro círculo que sí lo esté. Por ello la gente, en general, dona directamente a otras personas, especialmente a los que padecen de hambre, están enfermos, sin techo, o están restableciendo su vida tras una catástrofe natural. Las necesidades sociales son apremiantes y cercanas a todos.
Otra razón es que, desafortunadamente, hace años hubo escándalos relacionados con organizaciones sin fines de lucro en el país, que desanimaron a mucha gente a contribuir por temor a corrupción o malversación de recursos. Esto ha creado un estigma que las organizaciones sin fines de lucro deben atender. Sin embargo, también ha animado a las organizaciones sociales hacer más transparentes, éticas y responsables. Ahora existen más mecanismos legales dirigidos a evitar la corrupción, así como premios y certificados que generan un ambiente propicio para acrecentar la fe y la confianza de los donantes para contribuir.
Por último, la gente está más dispuesta a donar a través de bienes o servicios tangibles que dan directamente a los beneficiarios y a sus comunidades, en vez de dar recursos a organizaciones con el fin de mejorar su capacidad de gestionar fondos y organizar recaudaciones futuras de fondos. Debido a que la mayoría de las organizaciones brasileñas sin fines de lucro no tienen los fondos adecuados para operar, se les dificulta implementar un plan de desarrollo – desde la investigación inicial y la retención de donantes individuales hasta brindar información constante sobre sus actividades y resultados. La falta de personal especializado, de herramientas y tecnologías adecuadas y de planes estructurados para recaudar fondos son problemas que refuerzan este ciclo vicioso.
Ayudar a otros es parte de la cultura brasileña. Sin embargo, la crisis socioeconómica actual, exacerbada por el Covid-19, ha impactado la capacidad de los donantes para hacer contribuciones. Además, muchos donantes ahora enfocan sus aportaciones a los problemas urgentes, no a causas a largo plazo, y a los individuos, no a organizaciones.
IOS se enfoca principalmente en corporaciones y fundaciones, conectando los servicios que brindamos a comunidades (educación a jóvenes de pocos recursos) con sus agendas de ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) y DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión). Los fondos vienen de empresas hacia IOS a través de subvenciones tras un proceso bastante intenso que nos requiere tener una solicitud bien redactada, una buena relación con los donantes potenciales, y una sólida experiencia previa con el público objetivo en el campo de trabajo.
La recaudación de fondos de individuos, para la educación en particular, sigue siendo un enorme reto en Brasil, especialmente durante la crisis actual. Sin embargo, hay esperanza para el futuro próximo, ya que estamos trabajando para asegurar que los brasileños tengan sus necesidades básicas garantizadas, y que las causas educativas reciban las inversiones necesarias para mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos.
Ser un recaudador de fondos en Brasil es tarea ardua, pero cuando veo los frutos de nuestra labor, sé de seguro que estoy haciendo lo correcto.
Salomão Cunha Lima is the head of development for The Institute for Social Opportunity (www.ios.org.br) and can be reached at salomao@ios.org.br.